Por ser un estilo más orientado en la quietud no significa que sea básico, todo lo contrario, estudiarlo y practicarlo te hará tener unos conocimientos avanzados, puesto que es la raíz “es la madre” de otros estilos de yoga como Hatha Vinyasa, Asthanga, Iyengar (creado por las enseñanzas del maestro B.K.S), Kundalini, etc.
Conocido en occidente como el yoga físico, es también el más practicado y popular.
Es un yoga que te conecta con tus emociones y con tu mente a través de tu cuerpo, sentirás que a medida que montas la postura y te vas introduciendo en ella tu cuerpo explora diferentes sensaciones, de relajación, o de esfuerzo, de calma o de tensión.
Se produce un dialogo interno entre tu cuerpo físico y tu mente donde empiezas a adquirir una conciencia corporal, donde las técnicas de respiración (pranayamas), ayudan a entrar en un estado de calma mental, de equilibrio y de información sobre ti mismo.
Observarás como es tu flexibilidad, y como con la constancia en la práctica vas adquiriendo más concentración y de pronto un día en clase notarás que llegas a donde antes no podías.
Durante la sesión tu atención plena estará en la postura memorizando la correcta alineación, sucede que al finalizar la clase el tiempo se te pasó rápido porque te sitúa en “el aquí y ahora” en el momento “presente”, saldrás calmado de mente y relajado de cuerpo.
Y lo mejor, con una alegre sensación de haber conectado contigo mismo con tu conciencia, dado que la finalidad es que consigas entrar en meditación (dhyana).
Sus múltiples beneficios te proporcionan, entre otras cosas:
Este estilo es la esencia del yoga desde su tradición abordando la práctica con respeto te sentirás muy cómodo y notarás mayor bienestar en tu vida.