Los avances más grandes se consiguen cuando se modifica la preocupación por la salud por “ocupación”, el ritmo evolutivo hacia la edad del adulto mayor depende de muchos factores y acontecimientos, esta etapa de la vida puede ser muy enriquecedora y productiva a nivel emocional si se emplea el tiempo en favorecerse a ellos mismos, aceptando los cambios con madurez y esa sabiduría que nuestros mayores demuestran.
El objetivo fundamental de las clases es prevenir y en su caso mejorar síndromes de fragilidad:
“Cada clase es una experiencia vivencial”, una oportunidad de comunicación sincera de cómo está el cuerpo, expresarlo y buscar mecanismos de mejora.
Fomentamos el entusiasmo de avanzar cada día en hacer todo lo que podamos lo mejor posible, desarrollando la autonomía personal en sus máximas competencias.
Las clases son cuidadas en su enfoque postural, adaptando y corrigiéndolas en todo momento, buscando la mejoría personal de cada participante desde el confort y la seguridad en esa línea sutil en donde todo esfuerzo tiene una recompensa.
Una mente con pensamientos positivos nos mantiene jovenes porque envejecer no es en sí ninguna enfermedad, es la percepción de nosotros mismos, y nuestra actitud hacia la vida.